jueves, junio 21, 2007

Carta al templo de Alden ...


Carta al templo de Alden
La luz astral es la base de todas las enfermedades y la fuente de toda vida. Toda enfermedad, toda epidemia tiene sus larvas astrales, que, al coagularse en el organismo humano, producen la enfermedad. En el templo de Alden, los Maestros sientan a sus enfermos en un sillón, bajo luz amarilla, azul y roja. Estos tres colores primarios sirven para hacer visibles en el cuerpo astral las larvas de la enfermedad.
Después de que los Maestros extraen estas larvas del cuerpo astral del paciente, tratan este organismo con innumerables medicamentos. Sano ya el cuerpo astral, el cuerpo físico sanará matemáticamente, porque antes de que enfermasen los átomos físicos de un órgano, enferman los átomos "internos" del mismo órgano. Curada la causa, cúrase el efecto.
Toda persona enferma puede escribir una carta al templo de Alden, y recibirá ayuda de los médicos Gnósticos. La carta debe ser escrita por el interesado, y quemarse luego por él mismo, después de haberse perfumado con incienso, en el propio acto. La carta astral o alma de la carta quemada, irá al templo de Alden. Los Maestros de la sabiduría leerán la carta y asistirán al enfermo. Debemos tener nuestras casas aseadas, tanto en lo físico como en lo astral. Los depósitos de basura están siempre llenos de larvas infecciosas. Hay sustancias odoríferas que queman las larvas o las arrojan fuera de la casa. El frailejón es una planta que utilizan los indios Arhuacos para desinfectar sus casas. Se puede también hacer la desinfección con belladona, alcanfor y azafrán.
Samael Aun Weor. Tratado de medicina oculta.
Curación a distancia
Constantemente me vienen cartas de distintos lugares del mundo, solicitando tales curaciones. Nosotros nos limitamos a la medicina espiritual; indicamos la hora precisa en que pueden concentrarnos, es decir pensar en nosotros, invocarnos. Es claro que nosotros asistimos espiritualmente a los enfermos y algunas veces hasta nos hacemos visibles delante de ellos. Por lo común, los instruimos en el sentido de que enciendan tres fuegos a determinada hora conveniente; les aconsejamos poner un vaso de agua ante estos tres fuegos o lumbres; les insistimos que, después de una media hora de concentración en nosotros, beban el agua.
Es evidente que en esa agua depositamos ciertas substancias que, al ser llevadas al interior del organismo, suelen realizar curaciones maravillosas. En el trabajo de curación cooperan varios maestros tales como Paracelso, Hilarion, San Rafael y algunos otros. No siempre les indicamos concentración específica en Samael. «Yo tengo mucho trabajo»; también les señalamos a cualquiera de los otros maestros con el mismo propósito. Lo importante es que los enfermos tengan fe porque ésta hace milagros; ya como lo dijo el Cristo: «Tened fe como un grano de mostaza y moveréis montañas». La fe es un poder solar maravilloso con el cual se pueden realizar muchos prodigios. Nuestro sistema de curación espiritual no riñe con los doctores; cada cual puede tener fe en nuestros métodos y consultar en el mundo a su médico.
Samael Aun Weor. Más allá de la muerte ...