miércoles, julio 25, 2007

EL BASAMENTO DE LA TRANSMUTACION SEXUAL...


EL BASAMENTO DE LA TRANSMUTACION SEXUAL


Se hace necesario comprender el sentido del trabajo que estamos realizando. En nombre de la verdad, debemos decir que cada uno de los puntos claves del cuerpo de doctrina gnóstica, tiene fundamentos sólidos. Examinaremos algunos puntos.
Si pensamos por un momento, en lo que es la ciencia misma de la transmutación sexual, hallaremos su fundamento en el mismo diástole y sístole del Sagrado Sol Absoluto. Bien sabemos que durante el Gran Pralaya, es decir, durante la noche cósmica, después de haberse disuelto la Cadena Planetaria Lunar, el Sagrado Sol Absoluto, que es la morada del universo entero, de Aelohim, del Eterno Padre Cósmico Común, junto con sus querubines y serafines, amenazaba disolverse. No es raro: todos los mundos del pasado sistema solar, se disolvieron mediante el Pralaya, pero existía una tendencia a disolverse el mismo Sagrado Sol Absoluto. Fue entonces cuando el uniexistente, el Eterno Padre Cósmico Co­mún, resolvió crear éste Sistema Solar de Ors, en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser.
Obviamente, hubo un cambio radical que permitió, al Sagrado Sol Absoluto, seguir exis­tiendo; porque, en otro tiempo, el Sagrado Sol era, dijéramos, Autoegocrático, es decir, se bastaba a sí mismo, pero como quiera que amenazaba disolverse mediante el Pralaya, entonces se creó éste universo para su mantenimiento, pasó a depender de fuerzas exterio­res; entonces se convirtió en Trogoautoegocrático. Es bueno saber distinguir en­tre lo que es Autoegocrático, es de­cir, capaz de bastarse a sí mismo, y lo que es Trogoautoegocrático.
Si analizamos cuidadosamente este punto, descubrimos que todas las fuerzas que vienen del Sagrado Sol Absoluto, chocan contra las masas planetarias del sistema solar. Al chocar, se produce una especie de shock, con trans­mutación de energía, y estas fuerzas reingre­san, hacia adentro y hacia arriba, hasta retornar al mismo Sagrado Sol de donde vinieron. Es obvio que al regresar las fuerzas transfor­madas, al punto original de partida, hacen que pueda existir aquel Sol, lo sostienen, lo mantienen. Si aquel Sol hubiese continuado siendo Autoegocrático, es obvio que ya se habría disuelto.
Ahora bien, la energía creadora, en últi­ma síntesis, viene del Sagrado Sol Absoluto. Ella desciende, a través de los siete cen­tros magnéticos del universo. En esoterismo se dice: a través de los Siete Sto­pinder. S-t-o-pin-der, Stopinder. Repito: Stopinder. Desciende, esa poderosa energía, de centro en centro, y por último cristaliza en nuestras glándulas endocrinas sexuales, subyace en el esperma, subyace en las secreciones sexuales de la mujer, etc., y obviamente tales energías, si continúan en su proceso de descenso, originan entonces toda clase de criaturas vi­vientes.
Es claro que el esperma, o se utiliza para la reproducción de la raza, o no se utiliza. Ahora bien, nos encontramos ante un plan­teamiento básico, importantísimo: si no se uti­liza el esperma para la reproducción de la raza, ciertamente se practicará la abstención, el celibato forzado, y nada más. Entonces ese esperma involucionará, y en la mujer, las se­creciones sexuales involucionarán (que lo que digo del hombre, se aplica también a la mujer). La involución del esperma y de las secre­ciones sexuales, crea grasa en el cuerpo (en algunos individuos) y en otros se convierte en algo diferente: origina gente de tipo, dijé­ramos, flacos, raquíticos, y llenos de granos, manchas en la piel. Ahora, desde el pun­to de vista psicológico, el esperma y las secreciones sexuales involucionantes, dan un doble­ aspecto, dijéramos, a la idiosincrasia personal. Se convierte, por una parte, en fanatismo extremo, y por otra, en cinismo experto, en alto grado. Observen ustedes a los monjes medievales, a los grandes inquisidores: abstemios, célibes, individuos gordos, llenos de grasa, verdaderos cerdos, y otros flacos, enjutos, con la piel llena de granos, feos, horribles. Después de que quemaban a alguna víctima en la hoguera, o que la torturaban, se les veía el ci­nismo: en sus ojos brillaba el fanatismo. Así pues, en ellos encontramos, por una parte, el fanatismo llevado al máximo, y por otra parte un cinismo desconcertante. Se enco­gían de hombros, después de quemar a una criatura inocente, o daban justificaciones verdaderamente cínicas, etc.
Así pues, la involución del esperma, la in­volución de las secreciones sexuales, realmente no es algo muy plausible, porque en la natura­leza todo está encadenado y obviamente el es­perma, o puede continuar su camino hacia la reproducción animal, o nos toca imitar al Sagrado Sol Absoluto, si es que queremos rege­nerarnos.
Dije que el Sagrado Sol Absoluto, y repito, emana de sí mismo sus ondulaciones, sus energías. Dije también que estas chocan contra las masas planetarias, que luego reciben, des­pués del shock, luego del shock, un impulso hacia adentro y hacia arriba, hasta regresar al punto original de partida. Ahora, si el Sagrado Sol Absoluto hace eso con sus energías creadoras, nos toca hacer lo mismo, si es que verdaderamente queremos regenerarnos.
Descienden de nuevo esas fuerzas logóicas, sexuales, hasta nuestras glándulas. Lo que necesitamos hacer es darle un shock es­pecial, y esto es posible mediante el Sahaja Maithuna. Entonces tales fuerzas reingresan hacia adentro y hacia arriba, creando órganos, cuerpos, poderes, etc. Por ese camino nos regeneramos.
Necesitamos imitar al Sagrado Sol Absoluto, puesto que él es el que da la nota del Sahaja Maithuna, él transmuta incesantemente. ¿Porqué no lo imitamos? Obviamente, nuestro deber es imitarlo y así conseguiremos lo que él consigue. ¿El consigue qué? Mantenerse, sos­tenerse, brillar cada vez más, etc. Nosotros, ¿qué conseguimos? Transformarnos radical­mente, en forma definitiva.
Así pues, ¿cuál es el basamento de la trans­mutación sexual?, ¿en qué nos basamos? Pues, sencillamente, en la transmutación del mismo Sagrado Sol Absoluto. Si marchamos nosotros a tono con él, nos transformamos radicalmente.
Toda criatura que anhela la liberación final, sabe muy bien que existe un planeta llamado "Purgatorio". En el Planeta Purgatorio hay belleza: se conocen como unas doce mil variedades de aves extraordinarias, que llenan aquel mundo con sus cantos, con su melodía, y unas diez mil clases de minerales. Toda la flora y la fauna del universo, está presente en tal mundo. Es un planeta secreto, más allá del bien y del mal. Quienes de verdad quieran ingresar al seno del Sagrado Sol Absoluto, deben per­manecer un tiempo, en el Planeta Purga­torio. En dicho mundo, hay muchas cavernas en las montañas; algunas son naturales, otras han sido hechas por manos del hombre. En dicho mundo no hay ciudades, pero en las ca­vernas viven los individuos sagrados, dedicados exclusivamente a la purificación, a la eli­minación de los últimos elementos resi­duales que hayan quedado en sus psiquis.
Obviamente, es maravilloso el Planeta Pur­gatorio. Sus habitantes tienen también naves cósmicas, con las cuales pueden viajar de mun­do en mundo, de Galaxia en Galaxia. El uniexistente, el Eterno Padre Cósmico Común, Aelohim, suele manifestarse en aquel mundo para animar a quienes se están preparando para la verdad final.
No todas las almas pueden entrar en el Pla­neta Purgatorio; sólo aquellas que hayan cris­talizado, en sí mismas, las tres fuerzas primarias del universo, tienen derecho a morar en el Planeta Purgatorio. No todas las almas pueden vivir en ese mundo secreto; sólo aque­llas que hayan creado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Por lo que ustedes pueden escuchar, se darán cuenta de que el Planeta Purgatorio es muy exigente. Podría objetárseme, el que siendo tan perfectas, las almas que allí moran, ¿por qué motivo deben eliminar, todavía, elementos indeseables? La respuesta es que existen también, los pecados del alma, o mejor dijéramos, del cuerpo del alma. Ustedes conocen algo sobre ética, sobre códi­gos de moral, sobre ira, lujuria, envidia, orgu­llo, pereza, gula, etc., etc., etc., pero nada saben sobre un texto secreto que hay en el Tíbet Oriental, con una ética que está más allá del bien y del mal. Así también, los pecados del cuerpo del alma están más allá de todos nuestros códigos de moral, o de nuestros principios éti­cos conocidos; son algo que escapa todavía a la comprensión de ustedes. Más aquel que logra la perfecta purificación, ingresa, por tal motivo, al Sagrado Sol Absoluto.
No está de más decirles a ustedes, en forma enfática, que todo sistema solar tiene su Sagrado Sol Absoluto; por lo tanto, hay tantos Sagrados Soles Absolutos, cuantos sistemas solares existen en el inalterable Infinito. Y to­dos los soles y mundos del espacio estrellado, se sostienen con los ritmos del Mahavan y del Chotavan, que sostienen al universo, firme en su marcha, es decir, con los rit­mos del fuego.
Nuestro Sagrado Sol Absoluto, hermanos, nos da pues la clave de la transmutación y de la regeneración. Vean ustedes cómo él nos en­seña a transmutar, y sólo transmutando, él vive. Si no fuera por la transmutación, él no viviría, ya se habría disuelto.
Vean cómo nos enseña el camino de la disolución de los elementos inhumanos y crea un planeta arquetípico, modelo especial de pu­rificación: el Planeta Purgatorio, donde uno tiene que pasar por las últimas purificaciones. No está demás decirles que cada sistema solar, tiene también su Planeta Purgatorio. Vean ustedes cómo el Sagrado Sol Absoluto nos ama, y así nos muestra el camino y se sacrifica por nosotros.
Así pues, hermanos, cada uno de los princi­pios que hemos enseñado en la Gnosis, tie­ne fundamentos maravillosos; todos ellos han sido indicados por el Sagrado Sol Absoluto.
Quienes no transmutan el esperma sagrado, se cargan de Vibraciones Veneniooskiria­nas terriblemente malignas, y a la larga ponen en actividad el abominable Organo Kundartiguador, o cola. Es la "cola de Satán", el fuego, dirigiéndose desde el coxis, no hacia arriba, sino hacia los infiernos atómicos del hombre. Un átomo, situado en el coxis, dirige la fuerza creadora ha­cia abajo, convirtiéndose ésta en una especie de cola o apéndice satánico.
Así pues, hermanos, es necesario transmu­tar, imitar al Sagrado Sol Absoluto, que está transmutando a todas horas y a cada instante. Sólo así, mis queridos hermanos, podemos marchar por el camino de la regeneración.
El Sagrado Sol Absoluto utiliza tres fuerzas para crear. La primera es el Santo Afirmar, la segunda es el Santo Negar, la tercera es el San­to Conciliar. Vean cómo el uno se convierte en tres. El tres no podría convertirse en uno, pero el uno sí puede convertirse en tres. Si el tres se convirtiera en uno, vendría la involución del universo. Podría convertirse el tres en uno, pero sólo mediante la volun­tad del Absoluto. Y si no, hagan ustedes la ope­ración matemática: hagan una división del tres. Si hacen ustedes la división, verán: tres entre uno, tres, al tres cero. Queda siempre un cociente, un cociente con tres. Igualmente hacen la división, y les resulta tres, y la vuelven a hacer, y tres, y tantos tres se hacen, que podrían llegar al infinito. No es posible convertir al tres en uno. Así pues, el uno se convierte en tres, el Sagra­do Sol Absoluto se desdobla en sus tres grandes fuerzas, para crear y volver nuevamente a crear.
Es necesario que nosotros aprendamos a co­nocer cómo se manifiestan esas tres fuerzas en cada uno de nosotros. Observemos que a toda fuerza positiva, se le opone siempre una negativa; observemos nosotros eso, deteni­damente. Cuando nos propongamos realizar alguna acción especial, algún trabajo especial, o ejecu­tar un programa definido, podemos calcular la fuerza de resistencia, porque por naturale­za, el uno tiene que provocar la resistencia y tal resistencia es el doble. Cuanto más gigan­tesca sea la empresa, más gigantesca será la resistencia. Si aprendemos a calcular la resis­tencia, entonces podremos desarrollar, también con éxito, cualquier programa. Allí es donde está la capacidad del genio.
Es preciso aprender a conocer cómo trabajan las tres fuerzas dentro de nosotros mismos. Si por ejemplo, se necesita hacer una crea­ción, obviamente se hacen necesarias tres fuer­zas. ¿Creen ustedes que la fuerza positiva, úni­camente, podría hacer una creación? ¡Obvia­mente, no! ¿Creen ustedes que la fuerza nega­tiva podría hacer por sí misma, una crea­ción? ¡Incuestionablemente, no! ¿Creen ustedes que la fuerza neutra, sola, podría originar cualquier creación? ¡Pues, es obvio que no! Para que haya una creación, se necesita que las fuerzas positivas, negativa y neutra hagan contacto, se concentren en un punto definido del espacio. El hombre, en sí mismo, carga la fuerza positiva; la mujer, la negativa. Para que haya una creación, se nece­sita que el hombre y la mujer se unan sexualmente. Pero si la fuerza negativa se opone a la po­sitiva, ¿de qué manera podría realizarse tal unión? Unicamente mediante un campo mag­nético especial, mediante una tercera fuerza que concilie a las dos primeras. ¿Cuál es esa tercera fuerza? La fuerza neutralizante. Esas tres fuerzas, sí pueden hacer una creación.
Todo universo, que deviene del Sagrado Sol Absoluto, ha sido creado por el Santo Triamanzikanno, es decir, por las tres fuerzas primarias, por trimurtis, para hablar más claro. Resulta interesante ver cómo las tres fuerzas se desenvuelven en otras tres, y en otras tres, y así sucesivamente. El hombre, por ejemplo, es una fuerza, la mujer es otra fuerza, el hijo es otra fuerza. Ese hijo, a su vez, crece, se casa y de ahí re­sulta una nueva criatura; es decir, vemos pues cómo de la fuerza neutralizante, salen nuevas trinidades. Pues si el hombre es la positiva, la mujer la negativa, en el caso concreto de una creación el hijo es la tercera fuerza, o sea el aspecto neutral. Es obvio que ese tercero (el hijo) a su vez, como fuerza positiva, toma a una mujer (la fuerza negativa), y de allí resulta otro hijo... He ahí otra trinidad. ¿Cuántas trinidades salen de allí? ¡Infinitas! Así es como crea el Sagrado Sol Absoluto.
A la primera fuerza se le ha llamado siempre, el Padre, a la segunda el Hijo, a la tercera el Espíritu Santo. En la India, a la pri­mera fuerza se le llama Brahma, la segunda Vishnú, a la tercera Shiva. El Sagrado Sol Ab­soluto, pues, crea mediante las tres fuerzas pri­marias; el Sagrado Sol Absoluto mediante esas tres fuerzas, creó este Sistema Solar de Ors, en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser. Mediante esas tres fuerzas, es como el Sa­grado Sol Absoluto crea, como el universo es creado. Si el universo no hubiera sido creado, estaría en estado caótico; entonces no conoce­ríamos nosotros las leyes cósmicas, las leyes de la materia, las leyes del espíritu, etc.
Vivimos en un Cosmos y la palabra "Cos­mos" significa "orden de mundos". Eso es algo que no debemos jamás olvidar.
Mediante las tres fuerzas, el Sagrado Abso­luto crea y vuelve nuevamente a crear; pero, para que haya orden, para que haya un Cos­mos, se necesita que la creación, hecha por las tres santas fuerzas, por esas tres voluntades: Padre, Hijo y Espíritu San­to, se realice de acuerdo con esa otra ley co­nocida con el nombre de la Eterna Heptaparaparshinok, es decir la Ley del Siete. Así tenemos que cada uno de nosotros, car­ga en su interior siete centros magnéticos; así tenemos que hay siete cosmos, así tenemos que hay siete mundos básicos, fundamentales, en nuestro sistema solar. Así pues, si no fuera por la Ley del Siete, no existiría el orden en la creación. El tres puede crear, pero necesita del siete para que el or­den sea perfecto.
La Ley del Siete, hay que saberla entender, saber qué es esa fuerza, o sea línea de fuerzas, que si se van, se van separando poco a poco, en su descenso a través de los Siete Stopinder, o siete centros magnéticos del universo, para unirse luego en los extremos, y entonces quedará la creación.
Si miramos a un hombre perfecto, descubri­mos que es septenario: por el extremo inferior, encontramos al hombre con su personalidad humana o física, y por el otro extremo superior, al Hombre-Espíritu, y todo el conjunto está formado por siete cuerpos. He ahí al hombre septenario.
También se habla de siete mundos cósmicos. Así pues, mis estimables hermanos, si no fuera por el siete, no existiría el Cosmos, no existiría el hombre. El universo fue creado con los poderes del Santo Tres y organizado, ordenado, con los poderes del Santo Siete. Y es mediante esa energía creadora que desciende del Sagrado Sol Ab­soluto como podemos nosotros llegar, verda­deramente, a crear un Cosmos perfecto, porque con el Sahaja Maithuna, trabajamos nosotros con el tres y con el siete.
El hombre, repito, es el Santo Afirmar, la mujer el Santo Negar y la fuerza neutrali­zante, el Santo Conciliar. Es, mediante esas tres fuerzas, como realizamos la transmutación y la creación de los Cuerpos Existenciales Su­periores del Ser. Pero, al fin y al cabo, el resul­tado viene a aparecer organizado con el San­to Siete, con el hombre septenario, completo, puro y perfecto.
Así pues, lo que el Sagrado Sol Absoluto hace en grande, nosotros lo hacemos dentro de sí mismos, con el microcosmos. Si el Sagrado Sol Absoluto necesitó de las tres fuerzas prima­rias para crear y volver nuevamente a crear, nosotros también necesitamos de esas tres fuerzas, durante el Sahaja Maithuna. Si el Sagrado Sol Absoluto para poder or­ganizar el Cosmos necesitó de la Ley del Siete, nosotros para poder crear nuestro cosmos interior, necesitamos también de la mis­ma Ley del Siete, y así venimos a quedar con un Cuerpo Físico, con un Asiento Vital o Lin­gam Sarira, con un Cuerpo Astral perfecto, con una Mente-Cristo, con una Voluntad Cons­ciente; con una Conciencia Búdhica maravi­llosa y con un Espíritu autorrealizado; he ahí la Ley del Siete.
El universo, similarmente, está cons­truido en la misma forma: un Planeta Físico, un Cuerpo Astral Planetario, un Mental, un Causal, un Búdhico o Intuicional, y el Espíri­tu Universal de Vida, o el Gran Atman. Y es que lo infinitamente pequeño, es similar a lo infinitamente grande.
En el trabajo de autorrealización, tenemos nosotros que trabajar con las Leyes del Tres y del Siete, dentro de sí mismos; en el tra­bajo de autorrealización, tenemos nosotros que trabajar con las mismas fuerzas con las cuales el Creador hizo el universo. Y si él lo hizo en seis días o períodos, y en el séptimo descansó y lo bendijo, nosotros tam­bién tenemos que hacerlo en seis días o períodos, y en el séptimo descansaremos. Es lo mismo, y esto que estoy diciendo puede documen­tarse, o con "El Génesis", o con "El Apocalipsis" de San Juan.
Hasta aquí mi plática de esta noche, mis queridos hermanos. Si alguno de ustedes tiene algo que pregun­tar, puede hacerlo con la más entera libertad. Toma la palabra, hermano...

P.- Decía usted que en otro tiempo, el Sagrado Absoluto era Autoegocrático y que luego se convirtió en Trogoautoegocrático. Pregunto: ¿acaso la palabra "Ego" no es lo mismo que decir "Yo"?
R.- Depende del lenguaje en el que nos es­temos entendiendo. Si estamos hablando en latín, "Ego" significa "Yo", pero la palabra "Autoegocrático", o "Trogoautoegocrático", no es latina. Estoy hablando en un lenguaje turcomano, etc., etc.; más bien, términos de tipo esotérico, que nada tie­nen que ver con el latín. Aquí cambia, pues, la cosa.

P.- ¿Un Pralaya se presenta sólo dentro de nuestro sistema solar, en un momento dado, o simultáneamente se efectúa dentro de todos los sistemas, dentro de todas las galaxias? Esa es mi duda.
R.- Con mucho gusto responderé a tu pre­gunta, hermano. Indudablemente, un Pra­laya corresponde únicamente a nuestro sistema solar; un Mahamanvantara, a nuestro sistema solar. En el espacio infinito hay millones de galaxias con millones de sistemas solares: allí cunas, más allá sepulcros; allí aparece un mun­do, un sistema de mundos, saliendo de una noche cósmica, amaneciendo un Mahamanvantara; más allá podemos ver nosotros un sis­tema solar, entrando en la noche cósmica, en el Pralaya. Mientras algunos universos están en Mahamanvantara, otros están en Pralaya; en unos están de día, otros están de noche. Pero más allá del día y de la noche, existe el super ­Sol. El super Sol, solamente lo entienden los que viven en el inalterable Absoluto, aque­llos individuos sagrados que se conocen como Paramartasatyas. Hasta aquí, hermano. ¿Algún otro tiene algo que preguntar? Bueno, como no hay preguntas, vamos a hacer el trabajo de esta noche.


VENERABLE MAESTRO SAMAEL AUN WEOR...