miércoles, septiembre 12, 2007

LA TOLERANCIA...





La tolerancia, estimables, es: por ej. Alguien quiere asesinar a nuestro familiar, a un hijo, a un hermano; nuestra reacción en ese momento es defender al hijo que están atacando, defender al hermano. Como jefe de familia saber responder, si nosotros decimos: no, yo no levantaré mi mano contra nadie y al bandido que está asesinando al hijo, o está violando a la hija, le dice: yo te bendigo, Hno. mío te perdono todos los crímenes que estás cometiendo. He ahí la tolerancia llevada al extremo, es obvio, que se convertirá uno en cómplice de ese crimen.
Si un hombre que tiene su esposa y vienen unos bandidos a violarla, él responde con bendiciones: "Que Dios los bendiga", ¿Qué dirían de un hombre que responde así? Sería un hombre de chocolate, no serviría para nada, obviamente, esa es la tolerancia llevada hasta el máximo, que nos convierte en cómplices del delito.
Si alguien pone una criatura a nuestro cuidado, si alguien viene a atropellarla, y nosotros sólo sabemos dar la espalda a nuestros atropelladores, a los que vienen a atropellar a nuestra criatura, eso es complacencia con el delito, nada más.
Se ha hablado mucho contra las armas en las distintas escuelas de tipo esotérico o seudo-esotérico; todo está colocado en el nivel de la comprensión, porque hasta las mismas armas suelen ser útiles, cuando se necesitan. Pongamos un ej. A un hijo vienen a atropellarle a su madre; se sostiene en las enseñanzas, ¿va a permitir que asesinen a su madre?, ¿No será capaz de apelar a una arma para defender la vida de aquella que lo trajo al mundo? ¿O va a bendecir nada más a los que quieren asesinar a su propia madre? Obviamente, que sí él en ese caso, se vuelve tan tolerante que llega a bendecir y abrazar a los que le vienen a asesinar a la autora de sus días, pues es un cobarde, se convierte en cómplice del delito.
Si en aquél mismo momento, para defenderla tiene que apelar a las armas, si no queda más remedio; pero tiene que defenderla sino se echaría Karma por no defenderla. Ahora, en cuanto a lo personal, si uno verdaderamente está siguiendo la senda del Filo de la Navaja, tiene que saber besar el látigo del verdugo, y devolver el bien por mal; y bendecir a los que le persigan: y si le pegan en la mejilla derecha poner la izquierda para que ayuden más, es un poco duro eso, pero claro, porque ya uno se resolvió a vivir la senda del Filo de la Navaja; está queriendo ya, la Auto-Realización Intima del Ser; por seguir las Grandes Ordalías dentro del Espíritu; y eso es diferente. Pero, ¿si le vienen a atropellar a su hermanita, su esposa, sus hijos, las criaturas que están bajo su cuidado? Y ¿si las vienen a asesinar? ¿Les dejará sus hermanitos a los bandidos? ¿Los tratará con cariño, como hermanitos?, Sería absurdo ¿verdad? Lo mejor en este caso es apelar a la defensa, cumplir con el deber morir en el campo de batalla si es necesario.
Esa pregunta se la hicieron una vez a Krishnamurti y francamente no la supo responder exacta. Si yendo con una hermana y de pronto alguien te la atropella, ¿Qué harías? Él respondió que él no contestaría, ¿qué haría? Que él esperaría a que eso sucediera realmente. Bueno ese se salió por la tangente; la respuesta ha debido ser más concreta, la respuesta ha debido ser de defenderla a cómo de lugar, pero defenderla.
No estoy preconizando la violencia, no, estoy diciendo hasta donde perjudicaría, por ejemplo, el vicio, ó la tolerancia llevada al máximo, convertida en vicio; porque una virtud por bella que sea más allá de cierto punto se convierte en vicio, en defecto.
Así la Kábala nos habla por ej. De los Sephirotes y de sus virtudes; pero también nos habla de los Klifos, que no son sino los Sephirotes adversos, la Antítesis de las Virtudes, quizás, personificadas en los Sephirotes; El anverso de la medalla, etc. Así pues, mis caros Hnos. Necesitamos es comprensión, salirnos de tantos códigos modernos de ética y actuar en algo diferente.
Existe por ej. en el Tibet, por allá, un libro de ceremonia de unción de los Iniciados. Lo llamaremos de ética, aunque esa palabra allá ni siquiera se conoce, eso no está en los códigos de ética; pero lo cierto es que está más allá del bien y del mal; porque en todo lo bueno hay algo de malo; y en todo lo malo hay algo de bueno; no olviden Uds. que entre el incienso de la oración también se esconde el delito.
El delito se viste de Mártir, de apóstol, llega hasta oficiar en los templos más sagrados, así pues, existe "mucha virtud en los malvados y mucha mal- dad en los virtuosos", existe lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno.
En el Tibet -repito- existe un libro muy especial para los Iniciados, un modo de acción único; muchas de las formas de actuar de esos Iniciados nos sorprenden; no encajan completamente dentro de los modos de ser que tenemos aquí en la vida occidental.
Por ahí hay un dicho que reza: "No hagamos cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas"; pero los Tibetanos no se dejan condicionar la mente por tal dicho; actúan en forma tal, que a muchos nos sorprenden. Los Iniciados del Tibet no actúan de acuerdo con los códigos que existen sobre el bien y el mal, sino de acuerdo con los dictados de la propia conciencia, que es diferente.
Cuanto más nos vayamos nosotros liberando de tantos y tantos códigos que existen, cuanto más individualizados nos vayamos volviendo, iremos comprendiendo la necesidad de disolver el Ego, el mí mismo, el sí mismo. Y es que éste, como les digo a Uds. no es más que un libro de muchos tomos; una obra de muchos tomos, obra que tenemos que estudiar, porque no es posible disolver el Ego, el mí mismo, sin haberlo comprendido íntegramente, totalmente.
En el terreno de la vida práctica, es donde debemos auto descubrirnos; los errores que llevamos dentro, afloran precisamente en la vida práctica y si nosotros nos hallamos en estado de alerta, entonces los veremos, tal cual son, defecto descubierto debe ser comprendido íntegramente a través de las técnicas de la meditación. Una vez comprendido puede ser eliminado con el poder Serpentino anular que se desarrolla en el cuerpo del asceta, es decir, con el poder de Devi Kundalini.
Cuanto más se vaya desintegrando el Ego, la conciencia se irá haciendo cada vez más fuerte y al fin quedará entronizado, dijéramos dentro de sí mismo un foco de gravedad permanente, un centro de individualidad auténtica que nos libertará totalmente de las acciones y reacciones que provienen del mundo exterior. Pero necesitamos crear ese centro de gravedad permanente en sí mismos, y eso solamente es posible disolviendo el Ego. Creando- repito -ese centro de gravedad tendremos individualidad; pero hoy por hoy no somos sujetos individuales, somos máquinas controladas por Yoes; todo el mundo juega con nosotros, no tenemos auténtica individualidad.
Cuando hayamos disuelto el Ego, el sí mismo; descubrimos con asombro místico que hay algo que no es posible disolver y ese algo es odiado por las gentes de todas las religiones, me refiero al Satán Bíblico, esta palabra naturalmente horroriza a muchos, ya sabemos el papel que ha hecho el Diablo en el Antiguo Testamento. Más, nosotros debemos comprenderlo, ese Diablo que tanto nos asusta es el menos rabioso, como dijera Goethe en uno de sus poemas, palabras que pone en boca de Dios: "De todos los de su especie, reinos a mi ley rebelde; el menos dañino y perjudicial, tú eres".
Que Mefistófeles -Satán- sea el menos dañino y perjudicial, parece increíble, ¿verdad? Todas las gentes religiosas piensan que precisamente Satanás, es el más dañoso y si nosotros nos pronunciáramos a favor de Satanás, nos declararían Satanistas, magos negros, hechiceros, brujos, gente maldita, etc. así es la humanidad. Pero recuerden Uds. que ese Satanás es la sombra del eterno; podríamos disolver el Ego, reducirlo a polvo, pero a Satanás no podemos disolverlo, porque es la sombra del Eterno. Si vamos por una calle proyectamos nuestra sombra, ¿verdad? Por la luz del sol; así también el Eterno proyecta su sombra en cada uno de nosotros.
Recuerden Uds. que cada uno de nosotros tiene una chispa Divina virginal, inefable que es nuestro Logos Intimo, nuestra Seidad; Ella proyecta su sombra en nuestra Psiquis, y esa es precisamente Satanás, Mefistófeles. Entre los Aztecas es Choloth, el Lucifer del señor Quetzalcoatl. Reflexionemos mis caros Hnos. Ese Satanás, la sombra del Eterno en cada uno de nosotros debe ser transformado en Lucifer, obviamente el Lucifer es el dador de luz el Lucero de la mañana y también el Lucero Vespertino. Transformar al Diablo en Lucifer.
Cuando nosotros en los mundos Superiores de Conciencia Cósmica vemos a nuestro propio Diablo, comprendemos la necesidad de transformarlo. El Diablo de cualquier profano, la sombra Mefistofélica, hablando a lo Goethe, en cualquier sujeto es negra como el carbón; es claro que arroja un fuego siniestro, es lo negativo, fatal, el foath aquél diabólico, pero, he ahí lo grandioso: transformar, convertir a esa sombra negra, a ese Diablo en Lucifer se hace posible cuando eliminamos el Ego animal, cuando destruimos los elementos inhumanos que llevamos dentro, entonces puede aquella sombra del Eterno vestirse con la túnica de la Gloria, convertirse en Arcángel de la Luz.
No olviden Uds. que Lucifer tiene potestad sobre los Cielos, sobre la Tierra y sobre los Infiernos; en los Cielos le obedecen los Ángeles, en la Tierra hace temblar a los humanos y en los infiernos a los Demonios; es pues, Lucifer, el príncipe de la luz, el Arcángel de la Gloria, pero nosotros, repito, necesitamos convertir al Diablo en Lucifer, modificar ese aspecto negro y tenebroso de la sombra del Eterno, blanquearlo para hacerlo puro, perfecto, embellecerlo mediante la disolución del Ego animal; si así procedemos el pago será grandioso el nos entregará el tesoro, el nos dará el elixir de larga vida él nos conferirá la inmortalidad, él nos hará realmente fuertes; Hoy por hoy somos realmente débiles, absolutamente débiles víctimas de los demás, todo el mundo juega con nosotros y desgraciadamente no hemos querido comprender que los demás juegan con nosotros, somos víctimas de los demás y no lo sabemos, nos creemos poderosos cuando no somos más que míseros leños arrojados en el mar borrascoso de la existencia.
Yo os invito pues mis caros Hnos. a disolver el Ego, con el propósito de blanquear a su propio Daimón, los invito a disolver el Ego, para que embellezcan a su Daimón, a su Choloth, para que lo conviertan en el Príncipe de la Luz, el Señor que tiene potestad sobre los Cielos, sobre la Tierra y sobre los Infiernos, Reflexionad pues, vuélvanse más individuales.
P.- Maestro, desde hace mucho, vemos que existen oraciones que tienen el propósito de traer la paz entre dos individuos que estén discutiendo. ¿Un estudiante de Esoterismo, es lícito que intervenga de alguna forma, ya sea por medio de la oración o de algún rito?
R.- Cada cual es cada cual, la discordia existirá mientras cada sujeto cargue dentro de sí mismo, en su psiquis, los elementos que produzcan conflictos Obviamente mientras exista la discordia en nosotros mismos, existirá fuera de nosotros también; entonces resulta inútil porque llevan la discordia dentro. Es absurdo que apelemos nosotros por medio de procedimientos ocultos y mágicos, a que dos personas dejen de pelear, no servirá de nada, pues podría dejar de pelear en el momento y después continuar haciéndole.
La verdad es que nosotros debemos ser nosotros, debemos ser más auto reflexivos, más individuales, no identificarnos con tales escenas, vivir auto descubriéndose en sí mismos, eso es lo importante.
P.- No sería una actitud hasta cierto punto egoísta, porque de discutir esos dos señores en ese momento podrán hasta matarse y la intervención de otra persona podría evitar eso.
R.- Nuestra intervención muchas veces puede servir y otras no, la cruda realidad de los hechos es que la disputa, la discordia, existe en cada uno y mientras continúe existiendo, continuarán los conflictos. Nadie nos ha convertido a nosotros en policías, para ir a disolver tumultos ajenos, como están las cosas lo único que debe hacer es velar por nosotros mismos, eliminar nuestros propios errores, no podemos eliminar los errores de los demás, cada uno es cada uno, no podemos cambiar a nadie, podríamos amonestar, pero eso no es suficiente para que otros cambien. Por ej. Estoy aquí hablándoles, pero yo no podría cambiarles, tienen que hacer auto esfuerzos propios, hace falta un súper esfuerzo para poder cambiar yo no podría cambiarlos, tienen que cambiar por sí mismos; así también nosotros no podemos servir de policías aquí, allá, y acullá. Cada cual tiene que responder por sus propios actos.
P.- En cuanto se refiere al afecto, es algo que todos los seres de la naturaleza, (que aparte de que son capaces de entregar la vida por un ser querido) tienen también medios de expresión para demostrar su afecto, su amor. ¿No es lícito que existan estos pequeños actos con los hijos, entre esposos?
R.- El amor es grandioso, pero reza un dicho español: "Obras son amores y no buenas razones" Yo he conocido hogares muy afectuosos, que se han desintegrado de la noche a la mañana; hace poco conocí uno, aparentemente muy feliz, todos los hijos de aquél hogar eran afectuosos con sus padres. Ese hogar ya tenía un vicio el hombre se divorció de su mujer y la mujer de su hombre, y los hermanos andan uno por un lado y otros por otro, algunos de ellos ni siquiera se hablan y eran muy afectuosos, por lo común los afectos degeneran en lujuria, de nada sirven; no olviden Uds. que el corazón también es un centro erótico; lo mejor es el amor y el amor no acepta afectos, es puro, hermoso, bello y desinteresado, se confirma por las obras, por los hechos, de que sirve que un hombre le esté diciendo a la mujer "te quiero, te adoro" y no le dé ni siquiera para el diario. ¿De qué sirven tantos besuqueos, tantos abrazos y cosas por el estilo? Y el hombre no se preocupa digamos porque la mujer tenga que comprarse un par de medias porque tiene que vestirse; ¿eso es amor?
En vez de tanto besuqueo, de tantas caricias, abrazos, es bueno que le dé sus vestidos, que le compre sus medias, que le pague sus rentas, es decir que le dé para todas las cosas de su vida, que cumpla con sus deberes como es debido, que no la trate mal, que no le pegue, que no le hale sus cabellos, que no le haga mal.
Obras son amores y no buenas razones. Indudablemente está malo ser hastío, como tener espinazo de goma, está bien que el hombre sea muy natural con su mujer, y la mujer muy natural con su hombre; pero todos esos hogares donde existen tantos y tantos besos y abrazos y cosas así por el estilo, tantos afectos en una palabra, terminan mal, y eso ya lo hemos evidenciado en la práctica. He visto hogares donde todo era afecto y hoy en día ya se acabaron; y he visto hogares, donde el hombre no es así, tampoco tiene espinazo de goma, no es duro de corazón; no es afectuoso, pero sabe cumplir con sus deberes, su amor lo demuestra con los hechos, con sencillez y con tacto; esos hogares llegan a muy viejos, no se acaban jamás, los destruye la muerte, es natural.
Vigilemos nuestros propios actos. ¿De dónde nacen los afectos y qué cosa son los afectos? Los afectos tienen por basamento la lujuria, son vicios, el corazón también es un centro erótico, que conduce inevitablemente al abuso sexual: todos esos sentimentalismos de hombres y mujeres degeneran en fornicación, en lujuria, en morbosidad. De manera que los afectos son el resultado, el producto de la lujuria. El amor es lo más bello, lo más puro, es como un niño recién nacido, no desea nada para sí, sino todo para el ser que ama; no incluye afecto, pero sabe cumplir con su deber. Se demuestra con sus hechos y no simplemente con vana palabrería insustancial, de charla ambigua.
Aquel que le promete a la pobre dama de sus ensueños todas las riquezas del mundo aunque no las tenga, le baja el cielo y se lo pone a sus pies por lo común resulta totalmente falso; pero esos hombres que no prometen mucho a las mujeres pero que sí le cumplen, que velan por ellas, que no las abandonan indubitablemente resultan magníficos. Lo mismo sucede en cuanto a la mujer, aquellas que son muy cariñosas, muy zalameras, pues en fin que viven llenas de afectos, casi siempre le ponen al pobre marido sus buenos cuernos. Las mujeres aquellas que no son afectuosas cumplidoras de sus deberes, que hacen todos sus quehaceres con mucho juicio diariamente, que ven por sus hijos, que atienden a su marido, indudablemente resultan magnificas esposas, fieles y sinceras, incapaces de traicionar; pero las muy zalameras, sentimentales, llenas de afectos, terminan poniendo al pobre hombre un buen par de cuernos.